El Arbol de Sangre de Draco
Leyenda
El Arbol de Sangre de Draco
Retrocediendo en el tiempo llegamos
hasta una hermosa y apartada región de la amazonía, donde vive asentada una
tranquila y prospera comunidad indígena, regida por un anciano y sabio curaca
(jefe), que tenía una bellísima hija llamada Sány. Todo el mundo al verla le
expresaba su admiración y carińo, pero a Sány no le importaba nada el
sentimiento de las personas, y nunca se la veía feliz, porque Sány jamás se
enternecía por nada, ni sentía amor por nadie, por eso la conocían en toda esa
región, con el apelativo de “la que nunca llora”.
Cuando llegó el invierno a la
comarca, llovió de forma tan intensa, que todos los esteros y los ríos se
desbordaron; las casas, los cultivos, los animales, todos fueron arrasados, la
gente sufría y lloraba mirando el desastre; solo Sány se mantenía indiferente,
sin derramar una sola lágrima.
Aquellos indígenas buenos, transidos
por el dolor que les producía la destrucción, que el fuerte temporal iba
dejando a su paso, criticaban con amargura la fría actitud de Sány: Mírala, no
le importa nada decían unos.- Ni siquiera le importa el llanto de los nińos
decían otros.- Ella tiene la culpa de lo que nos está pasando, los dioses la
están castigando por no tener sentimientos, decía la mayoría.
En eso la rucu huarmy (mujer
anciana), la más sabia de las mujeres aseguró que solo el llanto de Sány podría
acabar con el vendaval, la lluvia y la terrible situación por la que estaban
pasando. Pero żcómo la haremos llorar? Dijeron unos. Yo creo que ni ante la muerte
de su padre lloraría, dijo otro. Todos los ancianos estuvieron de acuerdo en
que era necesario que Sány conociera el dolor, para que su alma al fin se
conmoviera.
Un nublado día mientras la muchacha
caminaba por el bosque en dirección a su tambo (casa), se le apareció una
anciana y suplicante le dijo: Por favor ayúdame a recoger ramas secas, pues
tengo que calentar la choza donde está mi nieto enfermo y tiritando de frío.
Pero Sány apenas si la miró con indeferencia y siguió su camino como si nada.
Casi al instante se le apareció una joven mujer con el nińo enfermo en los
brazos y le dijo: Te lo suplico, ayúdame a encontrar las hiervas que necesito
para curar a mi hijo, y aunque Sány sabía donde encontrar esas hiervas, no
quiso ayudar a la joven y angustiada madre, y siguió su camino imperturbable,
sin siquiera volver la vista atrás.
Pero solo alcanzó a dar unos cuantos
pasos, porque enseguida se oyó la voz de la anciana que imploraba diciendo:
Seńor, haz que esta mujer que no siente compasión por una abuela, ni por una
madre sufriendo, jamás sea abuela ni madre; haz que esta mujer que tanto dańo
nos ha causado por no llorar, desde hoy viva haciendo el bien a los demás con
su llanto.
Sány al escuchar las palabras de la
anciana se quedó paralizada de terror y sintió como su cuerpo empezaba a sufrir
extrańas transformaciones; vio como sus pies se hundían en la tierra y les
empezaban a crecer raíces; su cuerpo se comenzó a endurecer y a cubrirse de
corteza como un tronco; sus cabellos crecieron y engrosándose se expandieron
como las ramas de un árbol. Al finalizar la extrańa metamorfosis, Sány se había
convertido en el árbol de Sangre de Drago.
Desde entonces la selva se pobló de
esta nueva especie medicinal, el árbol de Sangre de Drago, al que hay que hacerle
sentir dolor cortándole la corteza, para que llore por la herida y beneficie a
las personas con sus lágrimas; lágrimas buenas para curar heridas, quemaduras,
ulceras etc. De esta manera el alma de Sány atrapada en el árbol, ayuda a
mitigar el dolor de los demás..
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